Cuarenta años después del inicio del sexto golpe de estado en la Argentina del siglo veinte hay que tener claridad sobre esta consecuencia. Los enemigos para los que usurparon el poder eran trabajadores jóvenes.
Porque esos trabajadores jóvenes querían ver que en el trono de la vida cotidiana esté la noble igualdad, como apunta la letra del himno libertario que siempre hemos cantado de forma mutilada. El gran sueño colectivo inconcluso, la igualdad.
Con humildad y firmeza decimos que es necesario seguir peleando por el amor contra la muerte y el poder. Que la memoria cobija la esperanza y que hacer justicia sobre los titiriteros de guante blanco que movieron a los títeres macabros que produjeron el genocidio no es saldar cuentas con el pasado sino una concreta apuesta hacia el presente y el futuro.
Por eso los invitamos a leer este libro. Para que la felicidad, como siempre decimos, no sea la propiedad privada de unos pocos. 40 años después, no nos han vencido, como suele cantarse en las calles desde diversas organizaciones sociales y políticas.
Carlos del Frade – Rosario, enero de 2016