Hipocresías y resignaciones
El presupuesto general de la provincia de Santa Fe para el año 2021 es de 518.812.624.000 pesos. Sobre ese total, el Ministerio de Ambiente y Cambio Climático tiene asignado partidas por 719.272.000 pesos, solamente el 0,13 por ciento.
Es decir 13 centavos por cada cien pesos. El verdadero tamaño de la política es la estatura del número en el presupuesto. En las cifras está el final de las palabras. El presupuesto del año 2020 había sido de 452 millones de pesos que representaban diez centavos de cada cien pesos destinados al ambiente. En el presupuesto nacional, son 11 centavos de cada cien pesos.
Ante la continuidad de los ecocidios que se registran en diez provincias con miles de hectáreas incendiados, herederos de los cuatro millones de ejemplares de quebrachos colorados menos que dejó La Forestal en cinco departamentos que son los que más analfabetismo y necesidades básicas insatisfechas que tiene la provincia; estos números hablan de la distancia real entre lo que se dice y lo que efectivamente se hace.
Más que nunca queremos que se haga ley nuestro proyecto de Restauración Forestal que impide cualquier emprendimiento inmobiliario o económico por treinta años sobre las cenizas en las islas y el territorio. Y la creación de la Junta Provincial en Defensa de la Biodiversidad Santafesina con la participación de las organizaciones ambientalistas no solamente para ser consultadas si no para ejecutar estos magros presupuestos en defensa de los bienes comunes.
Todo lo vinculado al control fitosanitario, lamentablemente, está en el sobrevaludado Ministerio de la Producción, Ciencia y Tecnología, repitiendo la matriz de pensar el ambiente como consecuencia del modelo productivo.
En este sentido seguimos insistiendo en una nueva ley de agrotóxicos que prohíba las fumigaciones aéreas y las terrestres a no menos de mil quinientos metros de los cascos urbanos como sucede en la provincia de San Luis y pregona la Organización Panamericana de la Salud.
Números que demuestran hipocresías discusivas, por un lado y resignación política ante los poderes económicos, por otro.
Hipocresías y resignaciones que auguran nuevos desastres naturales y, por lo tanto, grandes costos sociales.