El atroz triple femicidio de Brenda, Morena y Lara expone la necesidad de implementar políticas de seguridad democráticas que desmantelen a las bandas narcopoliciales que operan en la Argentina
Estamos ante el desarrollo de uno de los principales negocios del capitalismo que se alimenta por cinco arterias: petróleo, armas, medicamentos, trata de personas y narcotráfico. Esto lo dicen las Naciones Unidas desde la década del 60. En la Argentina, esto empieza el 24 de abril de 1978, con un cargamento de 200 kilos de cocaína que trae la trae la dictadura de Banzer y lo recibe la dictadura de Videla, en el Puerto de Rosario, en la zona franca de Bolivia. Desde entonces hasta acá, tenés 47 años de desarrollo del negocio, por arriba, las grandes empresas exportadoras, por abajo las bandas narcopoliciales barriales en las principales provincias argentina: Santa Fe, Buenos Aires, Córdoba, Tucumán y Mendoza.
Lo que estamos sufriendo es la disputa por el territorio con complicidad policial. En este triple femicidio, lo que aparece es quienes manejan el narcomenudeo, lo que no aparece es quienes manejan el dinero, lo financistas, los inversores. Este caso lo va a usar el gobierno nacional para instalar en el combate al narcotráfico como excusa para meter al ejército adentro de los territorios. En el año 2020, en Rosario se hablaba de la banda “Los gorditos” liderada por Brandon Bay, un muchacho de 25 años.
En una audiencia judicial se conoce un audio que Brandon le manda a su sicario sobre cómo un grupo de narcos paramilitares de México destrozaba a sus adversarios o a los que lo traicionaban y se los mandaba a sus sicarios. En aquel momento, ese muchacho dijo algo muy impactante: “si hay una mamá que pone a un bebé como escudo pónganle un balazo en la cabeza”.
En aquel momento sentimos que esa ferocidad se iba a multiplicar en la Argentina. Esa ferocidad es lo que hoy estamos viendo en este caso. Esa ferocidad es proporcional a lo que ellos empezaron a usar hace rato, la política de meter miedo a las otras bandas.
Los barrios populares son el lugar donde se explotan los cuerpos de las mujeres, de los jóvenes, donde se reclutan a los sicarios. Para terminar con la violencia que generan las bandas narcopoliciales no basta con poner patrulleros en las calles. Tenemos que recuperar la vida en los barrios con trabajo, salud, educación, cultura, alegría y deporte.