En el Gran Santa Fe hay 232 mil personas que componen la Población Económicamente Activa, 220 mil de las cuales aparecen como ocupadas. Pero hay 43 mil con problemas laborales ya que hay 13 mil desocupadas, otras 13 mil ocupadas demandantes y 17 mil subocupadas.
Entre las personas con empleo, es notoria la discriminación este aglomerado del departamento La Capital: los hombrees tienen el 58,1 por ciento de los empleos mientras las mujeres solamente el 41,7 por ciento.
En la capital del segundo estado de la Argentina, hay 327.867 personas que tienen ingresos. El 10 por ciento más empobrecido apenas se queda con el 1,7 por ciento del total. Mientras que los que habitan en la cúspide de la pirámide, concentran nada menos que el 25,6 por ciento. La verdadera grieta en la capital es de 15 veces y medio. Una distancia que marca la profunda desigualdad, resultados de la impunidad política que gozan los más poderosos, los que menos pagan.
En el Gran Rosario, mientras tanto, hay 608 mil personas que componen la PEA, 556 mil de las cuales figuran como ocupadas. Pero suman 219 mil las personas con problemas laborales ya que hay 53 mil desocupadas, 98 mil que son ocupadas demandantes porque no alcanzan a empatarle al fin de mes y 68 mil están subocupadas.
También en Rosario la disparidad de género es notable: los hombres tienen el 62,6 por ciento del empleo y las mujeres, el 43,8 por ciento.
En el gran Rosario, una de las ocho ciudades que por primera vez conmemoraron el Primero de Mayo en 1890, hay 823.973 personas con ingresos. Pero los del subsuelo deben sobrevivir con solamente el 1,6 por ciento del total de la producción. Allá arriba, en tanto, el diez por ciento con mayores ingresos concentra el 30,4 por ciento de la torta. La zanja es brutal: 19 veces.
En el aglomerado Villa Constitución – San Nicolás, hay 87 mil personas que conforman la PEA, de las cuales 78 mil aparecen como ocupadas. Pero son 26 mil las que tienen problemas laborales y por lo tanto existenciales: 9 mil desocupadas, 9 mil ocupadas demandantes y 8 mil subocupadas.
En Villa Constitución, la brecha genérica es notable: los hombres tienen el 58,4 por ciento del empleo mientras las mujeres se quedan con el 39,9 por ciento.
En el aglomerado Villa Constitución – San Nicolás, el diez por ciento que menos gana de las 110.656 personas con ingresos, se queda con solamente el 1,4 por ciento de la producción total; mientras que la décima parte de la población empleada acapara el 27,5 por ciento del total, estirando la fosa a 19,6 veces, entre los más ricos y los más empobrecidos.
En una geografía donde 18 empresas exportadoras llegan a facturar casi 800 mil millones de pesos anuales y algunas de ellas más de 300 mil pesos por minuto y no pagan ingresos brutos por la utilización del aire, los caminos, los ríos, la capacidad de la gente, su educación y experiencia en Santa Fe; los accidentes laborales también demuestran que los lugares en los que menos se cuida la salud de las y los trabajadores son las grandes empresas, las que más dinero tienen, justamente gracias a sus empleadas y empleados.
El 45 por ciento de los accidentes laborales y las enfermedades profesionales se verifican en las empresas que tienen entre 100 y mil trabajadoras y trabajadores.
En la provincia de Santa Fe, en el año 2019, hubo nada menos que 42.886 accidentes laborales y enfermedades profesionales, a razón de 117 por día y perdieron la vida, 52 personas, una por semana.
Por eso hablamos de la vigencia de las banderas de la huelga del primero de mayo de 1886.
Pero en medio de la pandemia, con el 40 por ciento de la PEA de la provincia en negro y el creciente número de despidos, se impone pensar en una jornada laboral de seis horas para dar un 25 por ciento más de ocupación plena, con igual salario, como lo propone desde hace décadas la Organización Internacional del Trabajo.
Más que nunca, estas cifras del presente, este palpitar cotidiana en aquellas personas que le dan cuerda al universo, como son las trabajadoras y los trabajadores, hacen florecer la necesidad del homenaje a todas y todos los que cayeron en la porfiada insistencia por la dignidad humana, en reconocimiento a la lucha de todos los días por un presente mejor, como dirían los viejos dirigentes de fines del siglo diecinueve:
¡Viva el Primero de Mayo!.
¡Viva el Día Internacional de las y los Trabajadores!.
Por Carlos Del Frade
Diputado provincial del Frente Social y Popular de Santa Fe.
delfradecarlos@gmail.com