Hace 89 años. Un 23 de julio de 1935, el senador Enzo Bordabehere era asesinado en el Senado de la Nación. La agresión iba dirigida a Lisandro de la Torre. Se discutía la colonización del estado desde los frigoríficos extranjeros. Los intereses que impulsaron el crimen son los que hoy gobiernan la Argentina.
Por Carlos del Frade
(APe).– 23 de julio 1935, asesinato en el senado de la Nación. Título de una película argentina que siempre es necesario volver a ver. Aquella postal tuvo nombres y apellidos individuales pero los intereses matadores son los que hoy se adueñaron de la existencia colectiva del pueblo argentino, los que hoy gobiernan a favor de la concentración y extranjerización de riquezas colonizando el estado al servicio de esos privilegios ajenos, muy ajenos a las necesidades de las grandes mayorías.
“El sensacional debate suscitado con motivo de la investigación sobre el comercio de carnes dio ayer origen a un escándalo sin precedentes, por su magnitud y su gravedad, en nuestros anales parlamentarios. Un senador hace graves admoniciones a un ministro, adelantándose hacia su banca en actitud de singular energía, otro ministro trata de interponerse en el camino del legislador, y éste al ser empujado por el secretario de Estado, rueda por el piso, originándose entonces en el recinto una grave conmoción.
“Muchos legisladores se ponen de pie, otros pronuncian palabras con voces estentóreas, en las galerías entre el público del que formaban parte las esposas del ministro de Hacienda y la del primer magistrado, se advertía claramente una honda perplejidad, y en medio del general desconcierto, la presidencia no atinaba sino a hacer sonar la campana de alarma que con sus estridencias ponía una nota más de nerviosidad en ese ambiente totalmente electrizado. De pronto, desde junto al estrado de la presidencia, un individuo sacó un revólver, y con dicha arma abrió el fuego hacia el grupo formado por el doctor De la Torre, que aún no se había incorporado, y sus amigos que corrieron en su auxilio. Los proyectiles tuvieron consecuencias funestas, pues tres de ellos hirieron mortalmente al senador electo por Santa Fe doctor Enzo Bordabehere, otro hirió levemente en el pecho al diputado santafecino señor Manzini y un último lesionó en una mano al ministro de Agricultura Ing. Duhau, que cayó sobre su pupitre produciéndose la fractura de varias costillas”, escribieron los redactores del diario “El Mundo”, el 24 de julio de 1935.
Fue la consecuencia de la colonización del estado nacional a favor de los frigoríficos extranjeros, especialmente el Swift.
El escándalo del negocio de las carnes caracterizó a los años treinta y el asesinato del senador nacional por Santa Fe, Enzo Bordabehere, del 23 de julio de 1935, quedó marcado a fuego en la historia argentina.
El entonces senador nacional por Santa Fe, el doctor Lisandro De La Torre, impulsor de las investigaciones de las dobles y triples contabilidades de los frigoríficos ingleses avaladas por los ministerios de los gobiernos de la década infame, sintetizaba aquellos negociados de la siguiente manera:
“…La investigación, si algo pone en evidencia, es que en el comercio de carnes somos no ya una factoría, sino la última factoría del mundo, puesto que Inglaterra no se ha permitido imponer ni a sus colonias de África y de Oceanía la humillación que le ha impuesto a la Argentina, la humillación de que sus habitantes declinen en los mercaderes de Chicago el derecho de comerciar con el más valioso producto de su suelo. El Convenio de Londres ha ajustado sus cláusulas en lo referente al comercio de carnes al apetito de los negociantes extranjeros, en desmedro de la producción nacional, y en cambio los pactos de Ottawa subordinan el apetito de los negociantes al interés de los dominios británicos. Hemos oído más de una vez al ministro de Agricultura erguirse en su banca y exclamar: “Yo, señor presidente, tengo un profundo sentimiento nacional”. Le hemos oído también al presidente de la república decirlo. No basta decirlo; hay que probarlo. Y cuando un gobierno como el actual permite que los argentinos sean descalificados y reemplazados por los extranjeros, cuando escamotea la ínfima cuota del 11%, persiguiendo el propósito deliberado de no dársela a entidades argentinas, cuando pone sus esfuerzos, sus prebendas, sus dádivas y sus infracciones a las leyes al servicio del monopolio extranjero, podrá decir lo que quiera, pero no ha mostrado sentimientos nacionalistas. He dicho. (¡Muy bien! ¡Muy bien! Aplausos en las galerías)”, sostuvo Lisandro De La Torre en el Senado de la Nación el 27 de junio de 1935.
El escándalo del negocio de las carnes mostraba la dependencia argentina de las grandes empresas inglesas y del gobierno británico.
Los ministerios y los bancos del país trabajaban para esas empresas y esos intereses.
Se permitían los balances falsos y adulterados mientras unas pocas empresas eran favorecidas, todo con el consentimiento del gobierno de turno.
El 23 de julio de 1935, el asesinato de Enzo Bordabehere en el senado de la Nación merece ser recordado porque los intereses que lo impulsaron son los que hoy gobiernan la Argentina.
Fuentes: “El historiador” y “Vicentin. Desaparecedores y fugadores. Capitalismo argentino”, del autor de esta nota.