“Dosis doble de desigualdad. Las empresas farmacéuticas y la crisis de las vacunas contra la covid 19”, es el título del documento que acaba de sacar “Amnistía Internacional” a cien días de terminar el año 2021. Una síntesis contundente de la perversión del capitalismo a través de una de sus cinco arterias fundamentales, el negocio de los medicamentos.
La investigación señala que AstraZeneca, Johnson & Johnson, Pfizer y BioNTech “han publicado políticas de derechos humanos que se remiten a los Principios Rectores de la ONU sobre las Empresas y los Derechos Humanos. La política de derechos humanos de Moderna no cita estos principios, y Novavax ha publicado una declaración en la que expone su compromiso con un acceso justo a las vacunas pero no menciona los derechos humanos. Sin embargo, ninguna de las empresas ha alcanzado sus aspiraciones en materia de derechos humanos y, en algunos casos, hay un abismo entre el discurso y la realidad”.
Según las previsiones de Airfinity, los ingresos estimados de las tres empresas durante el período 2021-2022 por la venta de vacunas COVID-19 ascienden a más de 130.000 millones de dólares. Novavax todavía no ha empezado a distribuir su vacuna, por lo que no es posible evaluar su política de fijación de precios.
“Pfizer ha afirmado que el deseo de una distribución justa y equitativa les guiaba desde el primer momento, BioNTech ha señalado que pretende asegurar la disponibilidad de sus vacunas en todo el mundo lo antes posible y Moderna se ha comprometido a proporcionar vacunas y productos terapéuticos asequibles y eficaces a toda la población. Sin embargo, Pfizer/BioNTech y Moderna han asignado a los países de ingresos altos casi todas las vacunas que han suministrado.
A principios de septiembre, el 99% de las entregas de Pfizer/BioNTech se habían asignado a los países de ingresos altos y medianos – altos. Lo mismo puede decirse del 88% de las entregas de Moderna hasta la fecha. En el caso de Johnson & Johnson, el 79% de sus entregas hasta la fecha corresponden a países de ingresos altos y medianos – altos pero, si cumple sus compromisos, las entregas que tiene previsto realizar al COVAX y la Unión Africana supondrían el 53% de sus encargos del año y equilibrarían el reparto.
AstraZeneca, en contraposición, destina aproximadamente el 34% de sus entregas a países de ingresos altos y medianos altos.
Hasta el momento, Pfizer/BioNTech y Moderna han entregado un pequeño porcentaje de su producción actual al Mecanismo COVAX. La mayoría de las dosis que ya tienen comprometidas no se entregarán hasta 2022, bastante después de que muchas regiones pobres se hayan visto asoladas por otros brotes de COVID-19. Sólo el 3,4% de la producción de 2021 de Moderna y el 8% de la de Pfizer/BioNTech se destinarán al COVAX. Novavax ha adoptado un enfoque más responsable, y más del 60% de los acuerdos de venta que ha establecido hasta la fecha están asignados al COVAX”, informa “Amnistía Internacional” con precisión.
El documento agrega que en julio de 2021, “un grupo de trabajo creado por los dirigentes de la OMS, la OMC, el FMI y el Banco Mundial estableció el objetivo de vacunar al 40% de la población de los países de ingresos bajos y medianos bajos para finales de 2021, con el fin de protegerlos a ellos y a otros de COVID-19”.
La organización propone que “cuando faltan 100 días para que termine el año, menos del 10% de la población de estos países está totalmente vacunada, y decenas de miles de personas mueren cada semana. En estos momentos en que el mundo atraviesa una fase crítica de la pandemia, Amnistía Internacional ha emprendido una campaña en la que pide a Estados y a empresas farmacéuticas que suministren, en los próximos 100 días, 2.000 millones de vacunas a 82 países de ingresos bajos y medianos bajos, con el fin de vacunar completamente a otros 1.200 millones de personas”.
Apunta que “para alcanzar este objetivo, empresas y Estados deben adoptar un enfoque radicalmente diferente en lo que a asignación de vacunas respecta: las empresas deben distribuir el 50% de su producción a los países de ingresos bajos y medianos bajos, preferiblemente a través del Mecanismo COVAX u otras iniciativas multilaterales; los Estados deben redistribuir urgentemente los cientos de millones de vacunas excedentes que tienen actualmente en sus existencias. Sólo a través de acciones concertadas y coordinadas podrán Estados y empresas salvar este desfase”.
Imprescindibles apuntes del invicto capitalismo que sigue poniendo en el altar del mundo las ganancias de sus principales empresas y relega los derechos de la vida de millones y millones de personas en esta cada vez más frágil cápsula espacial llamada planeta Tierra.