“La importancia de esta ley radica en ejemplos concretos: “En el norte de la provincia, los jóvenes laburan desde muy chiquitos en el algodón y em la caña de azúcar, muchas veces van a la escuela simplemente para sonreír, para que alguien le de un lugar para soñar, para pensar el presente – explica del Frade y agrega – Y ahí encuentran maestras y maestros que los abrazan, que son capaces de escuchar y que son capaces de dar una respuesta humana en medio de este mundo inhumano. Cada vez que debatíamos, pensábamos en esa necesidad: la escuela es la verdadera última resistencia de lo humano frente a la ferocidad de lo inhumano que produce el sistema capitalista. Por eso dijimos siempre: ‘Vamos a estar juntos por más diferencias que tengamos, por más que nosotros queríamos un presupuesto de más del 40%’”.
“Y pensamos en las maestras y en los maestros desaparecidos en esta provincia, en los estudiantes desaparecidos en esta provincia, en los 606 docentes desaparecidos en todo el país del 76 al 83. Pensábamos en la riquísima historia política de la educación santafesina. En Ángela Peralta Pino, la maestra caracol, aquella que se subía a un vagón para meterse en el imperio de La Forestal y enseñar la letra prohibida. Porque estaba prohibido que los hijos de los hacheros supieran leer y escribir, porque no sea cosa que defendieran sus derechos. Estaba prohibido sumar y restar, porque no sea cosa que sacaran cuentas del salario de explotación que les pagaban. En ese vagón, la maestra caracol multiplicaba el amor de lo que suponía multiplicar la esperanza de la educación. Venimos de la historia de las hermanas Cossettini en Rosario que enseñaban cooperativismo, política democrática, la idea de que los recreos no se anuncien con una campana sino con música, que los chicos produjeran sus propios libros con imágenes multicolores para poder expresar lo que significaba la educación que sirve para pensar en libertad, para que tu cabeza sea tuya, para que no te la usen. Y pensamos en cada una y cada uno de los que ponen el cuerpo todos los días en las escuelas para darle una esperanza a nuestros pibes y pibas”
Finalmente, muy emocionado y con voz entrecortada Carlos concluyó: “Estamos muy contentos, hemos dado una respuesta a esa pibada que en la provincia sigue intentando ser feliz a pesar de los pesares y es en la escuela donde aprenden que pueden serlo – y afirmó – Hemos dado una respuesta a esa pibada, que en la provincia, sigue intentando ser feliz a pesar de los pesares; es en la escuela donde aprenden que pueden serlo”.