El viernes 6 de mayo de 2022, el gobierno santafesino anunció la creación de un Comando Unificado para coordinar las acciones de las fuerzas federales en el territorio. La persona a cargo, desde entonces, es el Comandante Mayor de la Gendarmería Nacional, Ricardo Castillo, imputado en una causa federal en Orán, Salta, por favorecer a sectores del narcotráfico. Desde su llegada al presente, los homicidios no paran de crecer en el Gran Rosario y ya superaron al peor año de la historia que fue 2013 con 264 homicidios. Pero además, Castillo es el responsable de la vieja receta de la DEA: dejar el negocio intocable y llenar de pibas y pibes empobrecidos las cárceles de la provincia, llenarlas de consumidores.
Las cifras son elocuentes de la hipocresía.
En junio hubo 160 detenciones, 133 eran consumidores. En julio, 208 detenciones, 183 consumidores. En agosto 183 detenciones, 154 consumidores. En septiembre 233 detenciones, 188 consumidores. En octubre 178 detenciones, 140 consumidores. Y en noviembre hasta al 15, 113 detenciones, 90 consumidores. La hipocresía al palo. Mientras tanto la cifra de chicas y chicos asesinados crece en los barrios superando el número de treinta en lo que va del año menores de edad. Con comunidades educativas que deben decidir si las escuelas siguen abiertas todos los días o cerrar por las amenazas que pesan sobre las pibas y los pibes, al mismo tiempo que las fuerzas federales pasan de largo y la policía provincial muestra la contundencia de sus nichos de corrupción liberando zona. ¿Por qué el comandante Castillo sigue al frente de este “Comando Unificado” que solamente ha profundizado las hipocresías y se muestra impotente ante la ola de crímenes contra las pibas y los pibes?. Los gobiernos, tanto el nacional como el provincial, deberán, alguna vez, responder esta pregunta.