El proyecto tiene como objetivo promover la igualdad de oportunidades en el acceso al trabajo suprimiendo en las solicitudes de currículum vitae (u otros instrumentos de postulación) las referencias personales tales como el sexo, edad, fotografía, nacionalidad o cualquier otro dato que pudiera dar lugar a un sesgo discriminatorio. Ello, con el fin de que los procesos de selección se centren en lo único que a priori debiera ser verdaderamente pertinente a la hora de acceder a un empleo o puesto, a saber: las capacidades y habilidades necesarias para el puesto de trabajo que se desea cubrir.
El proyecto establece así a la utilización de lo que en otros lugares del mundo se conoce como “currículum anónimo” o “reclutamiento ciego”. En Europa varias empresas, administraciones públicas e incluso universidades trabajan desde hace años con currículum anónimos para garantizar la igualdad de oportunidades no solo en el entorno laboral sino también en el formativo. Además de los antecedentes internacionales, existen estudios que avalan su utilidad. Uno de los más conocidos es la investigación de 2018 del Instituto Alemán para el Estudio del Trabajo (IZA). Allí se afirma que: “Los resultados de los experimentos de campo y los proyectos piloto en países europeos (Francia, Alemania, los Países Bajos y Suecia se consideran aquí), Canadá y Australia arrojan luz sobre su potencial para reducir algunas de las barreras discriminatorias para la contratación de minorías y otros grupos desfavorecidos”. La ventaja del CV Anónimo, es que de entrada todos los candidatos tienen las mismas posibilidades por lo que al menos en el primer filtro se reducen las discriminaciones, conscientes o inconscientes.
Sin embargo, en los propios resultados de la investigación se advierte de que no es una fórmula única y universal para acabar con la discriminación ya que, a veces, la fase anónima solo pospone esa exclusión hasta instancias presenciales posteriores como la entrevista personal. Por ello, este proyecto no desconoce que para evitar la discriminación necesitamos primordialmente educar en igualdad y respeto a la diversidad. Por ello, el currículum igualitario busca ser un eslabón más dentro de lo que debe ser abordaje amplio e integral de la discriminación laboral, a la vez que constituiría, en términos culturales-pedagógicos, una señal fuerte de la sociedad a la que aspiramos.
Conforme el “Mapa Nacional de la Discriminación” (2013) elaborado por el INADI, si tomamos en cuenta el ámbito en el que se desarrolla la discriminación, encontramos que el laboral ocupa el segundo lugar, con un 32 % de personas que pasaron por esa situación.
En la mayoría de los casos, la discriminación laboral tiene como principales víctimas a grupos históricamente vulnerados, expuestos a condiciones sociales desiguales, con severas dificultades para hacer ejercicio pleno de todos sus derechos.
Discriminación laboral por género: La fuerza de trabajo femenina sigue estando más expuesta a situaciones de desempleo y a aceptar empleos de baja calidad y menor carga horaria. Otro gran obstáculo que se presenta para las mujeres es el acceso a puestos de decisión o jerárquicos, denominado “techo de cristal”. La participación de las mujeres en este tipo de cargo en nuestro país, durante el año 2015, fue del 28 % para puestos directivos y 31 % para jefaturas, mientras que los varones lo hicieron en un 72 % y 69 % respectivamente.
Por otro lado, la población de travestis, transexuales y transgénero (TRANS) constituye uno de los colectivos más vulnerabilizados en términos laborales, económicos y sociales. El 20 por ciento de las encuestadas manifestó no realizar ninguna actividad remunerativa. El 80 por ciento restante expresó dedicarse a actividades vinculadas a la prostitución y otras tareas de precaria estabilidad e informales. Cabe destacar, asimismo, que la esperanza de vida de esta población está ubicada en los 35 años mientras que la media nacional se ubica 79 años para las mujeres y 71 para los varones13. Por otro lado, las personas trans suelen ser expulsadas de sus hogares y del sistema educativo formal a temprana edad.
Discriminación laboral por edad: De acuerdo al informe de la OIT “Un nexo por construir. Jóvenes y Trabajo Decente en Argentina. Radiografía del Mercado de Trabajo y las principales intervenciones, Buenos Aires: Oficina de País de la OIT para la Argentina. 2011”, los índices de desempleo entre las personas jóvenes de la región ascienden al doble que los de otros/as trabajadores/as. En nuestro país, la tasa de desempleo de este colectivo es tres veces mayor que la de las personas adultas y, generalmente, los empleos en los que se ocupan los/as jóvenes resultan precarizados, mal remunerados y sin los beneficios de la seguridad social ni protección contra accidentes de trabajo o enfermedades laborales.
Asimismo, en el ámbito laboral existe el prejuicio de que la contratación de personas mayores de 40 años, aproximadamente, conlleva cierta complejidad puesto que requiere una remuneración acorde a la capacitación y experiencia del candidato/a. Esta situación tiene como consecuencia la desvalorización profesional de esta población y el fortalecimiento de un estereotipo que asocia la adultez con el final de una carrera profesional.
Discriminación laboral por nacionalidad: Es dable destacar que aún persisten representaciones y prácticas discriminatorias muy arraigadas en la sociedad que vulneran los derechos de las personas migrantes, en especial los de la población de origen latinoamericano, particularmente boliviano, paraguayo y peruano. Esto se debe principalmente a la histórica e injustificada sobrevaloración de la migración “blanca” o europea por sobre la “latina” o regional.
Igual importancia reviste el hecho de que generalmente las personas migrantes realicen trabajos que los/as habitantes nacionales no están dispuestos/as a hacer, ya sea por estar socialmente desacreditados, o por cuestiones de nivel educativo o bienestar general.