- Por Página/12
La Cámara de Diputados condenó esta semana el ataque a los pañuelos de las Madres en Rosario en un debate muy tenso, en el que cinco legisladores de la derecha se negaron a votar el repudio porque uno de ellos, Nicolás Mayoraz, deslizó que en la Argentina no hubo “30.000 desaparecidos” sino una “cifra sensiblemente menor”. En la plaza 25 de Mayo, el símbolo de la lucha contra el genocidio fue vandalizado con la leyenda “fueron 8 mil”. Además de Mayoraz y sus colegas de bloque Juan Argarañaz y Natalia Armas Belavi también se abstuvieron en la votación la diputada Amalia Granata y su par de la Coalición Cívica ARI, Sebastián Julierac. “El negacionismo es un delito”, reaccionó el diputado Carlos del Frade. Y acusó: “Negar los 30.000 y tratar de generar dudas sobre lo que ya es una sentencia judicial en la Argentina y en el mundo y un hecho histórico incontrastable nos parece una actitud negacionista que tiene que ver con el crecimiento del fascismo”. El radical Juan Cruz Cándido coincidió: “De negar la cifra a negar el hecho hay prácticamente nada. Escudarse en si son 30.000 o no es una falta de respeto a los desaparecidos, muertos y exiliados”. El diputado Ariel Bermúdez, que militó en la Coalición Cívica ARI y hasta presidió el partido de Elisa Carrió en la provincia dijo que la actitud de Julierac le daba “tristeza y vergüenza”. “Reivindico a las Madres, a las Abuelas y al Nunca Más”, agregó. Y la socialista Lionella Cattalini advirtió: “Son 30.000. Hago un llamado a la reflexión. No hay que joder con estos temas”.
La Cámara votó sobre tablas –con la abstención de los cinco- un proyecto de la diputada peronista Matilde Bruera que expresó su “enérgico repudio por la vandalización de los pañuelos de la plaza 25 de Mayo que representan a los 30.000 desaparecidos”, el 25 de octubre. Al legajo se agregó otra iniciativa similar de Del Frade.
La primera que pidió abstenerse fue Granata y siguió Julierac. Mayoraz dijo que su bloque –que comparte con Argarañaz y Armas Belavi- tampoco votaría el repudio. “Estamos en contra de todo tipo de vandalismo”, pero “en este caso el motivo” de la abstención eran “los 30.000 desaparecidos, que han sido puesto en discusión dado que los informes oficiales hablan de una cifra sensiblemente menor”.
El jefe del bloque peronista Leandro Busatto no ocultó su fastidio y pidió que se leyera nuevamente el proyecto de Bruera. El secretario parlamentario lo hizo, pero al “repudio por la vandalización de los pañuelos de las Madres que representan a los 30.000 desaparecidos”, agregó la frase que antes había omitido: “el repudio a todo acto o discurso negacionista y violento”.
Busatto advirtió que “algunos discursos están lindando claramente con el desconocimiento del estado de derecho. Repudiamos una vandalización que es un ataque a la democracia”. Y se quejó –sin mencionar a Mayoraz- por “los planteos en función de politiquería y barbaridades”. No repudian el agravio a “un símbolo reconocido en el mundo” en la lucha contra el genocidio sólo “para sacar una tajadita” política y hablan de “casta” y después “pasan por la misma ventanilla que todos. ¿Hasta cuándo? “, preguntó.
Del Frade insistió que “el negacismo es un delito. El terrorismo de estado es un delito de lesa humanidad, no sólo en la Argentina sino en el mundo. La discusión sobre el número de personas desaparecidas ha tenido una revisión permanente. Los tribunales internacionales hablan de los 30.000 desaparecidos”. Entonces, “tratar de generar una duda de lo que ya es sentencia judicial en la Argentina y en el mundo” y “un hecho histórico incontrastable, nos parece una actitud negacionista y tiene que ver con el crecimiento del fascismo”. El negacionismo “quiere dejar de lado uno de los momentos más tremendos que sufrió nuestro pueblo” y “fomenta la intolerancia, la irracionalidad, la prepotencia, que nos hacen una sociedad más oscura, más violenta y menos democrática”.
Cattalini reinvidicó el proyecto de Bruera. “Lo que le debemos a las Madres, a las Abuelas y a esos pañuelos blancos es un acuerdo político que respete la democracia y el Nunca Más”. “Y la democracia implica todo lo que el pueblo argentino sufrió en la dictadura. Los que tienen que decir cuántos desaparecidos son los militares, que aún nos deben las listas. Son 30.000. Hago un llamado a la reflexión. No hay que joder con estos temas”, apuntó.
Bermúdez recordó que él llegó a presidir la Coalición Cívica-ARI en Santa Fe y hasta representó a ese partido en la Cámara. “Me da tristeza y vergüenza la posición” de Julierac. “Reivindico a las Madres y a las Abuelas y el Nunca Más”, apuntó.
El diputado Cándido –también sin aludir a Mayoraz- dijo que “hay cosas que parecen esconder otras intenciones porque de negar la cifra a negar el hecho hay prácticamente nada”. Escudarse en “si son 30.000 o no es una falta de respeto a los desaparecidos, muertos y exiliados. No vale todo. La dictadura fue una dictadura. No hay número que la pueda poner en otra dimensión. Me importa un carajo el número, 40 años después. Pero esconderse detrás del número es negar el fondo de la cuestión”.
Mayoraz no se bancó el retruque. “Mi discrepancia era porque el texto decía 30.000 desaparecidos. Lo hablé con la autora del proyecto (Bruera). El tema del número no lo comparto porque es controversial. El informe Sábato hablaba de un número menor”. Busatto le pidió una interrupción, pero el aludido no se la concedió. “Lo único que no comparto son los 30.000 y eso no significa que no combata el terrorismo de Estado que vivió nuestro país. Acompañaría la resolución sino hiciera mención a los 30.000 que no comparto”, se excusó.