¿La construcción del deseo del futuro será propia de cada persona que habita estos arrabales del mundo o será la consecuencia de una prédica sistemática de los factores de poder? Hay una pésima distribución del futuro. Pero el hoy y el mañana siguen en disputa.
- Por Carlos del Frade
–Ya hay tres generaciones atravesadas por el problema del consumo de drogas y hay chicos que se hacen sicarios en la edad que deberían disfrutar de la escuela primaria – dice el sacerdote rosarino Fabián Belay en un panel organizado en la Universidad Católica Argentina de la ex ciudad obrera.
Más allá del resultado de las Primarias Abiertas y Simultáneas que definen la lucha por la presidencia de la Argentina, es necesario pensar en la metáfora que siempre traen las votaciones.
Los deseos sintetizados en una boleta parecen transportar las ideas y las necesidades del futuro próximo de cada persona que decide recorrer el largo viaje al fondo de las urnas.
Ese futuro es el tema.
¿La construcción de la idea o del deseo del futuro será propia de cada persona que habita estos arrabales del mundo o será la consecuencia de una prédica sistemática de los factores de poder que condicionan la conciencia política a favor de los poderes económicos?
El filósofo español Daniel Innerarity sostuvo que “buena parte de los conflictos actuales responde a que el sistema democrático no está siendo capaz de hacer plausible la promesa de futuro, que está en el origen de su configuración. Y para que la democracia tenga futuro es fundamental que la ciudadanía lo vea bien repartido. Hoy comprobamos que hay personas y sectores que tienen más futuro que otros. Mi tesis es que la distribución no se limita a los medios económicos, como habíamos pensado, sino también a una cuestión de oportunidades vitales”, remarcó.
Es decir que según su parecer hay una pésima distribución del futuro. “Hoy comprobamos que hay personas y sectores que tienen más futuro que otros”, es el pensamiento central de esta visión que puede encontrarse en cualquier punto de la geografía argentina.
Cuando el sacerdote Fabián Belay dice que hay una tercera generación que vive en situación de consumo problemático en la ciudad de Rosario también hace referencia no solamente al presente si no también al futuro, al mañana de esas generaciones.
En la ex ciudad obrera, como tantas veces se dijo en esta columna, hubo más suicidios que asesinatos durante el año 2022 y la mayoría de ellos fueron protagonizados por chicas y chicos.
Sintieron que el futuro no formaba parte de su existencia.
¿Qué futuro, entonces, saldrá del fondo de las urnas?.
¿El verdadero futuro que necesitan las grandes mayorías o la consecuencia del futuro impuesto a las mayorías?.
Mientras los números de los votos sigan contándose, también es necesario decir que hay otros futuros y otras peleas en el presente de pibas y pibes por un mañana realmente mejor.
Nueve centros de estudiantes de la ciudad de Rosario quieren que haya comedores en sus escuelas porque tienen muchas horas y los costos de las cantinas privadas son prohibitivos para sus bolsillos. Por eso se organizaron para reclamar alimentación saludable en todas las escuelas secundarias al mismo tiempo que reniegan para comprar pavas eléctricas como necesaria reivindicación.
Y en otras escuelas secundarias las chicas y los chicos apuran expropiaciones para que los edificios en los que están sean del estado y no la consecuencia de la especulación o necesidad de los dueños originales.
Y aunque haya una mala distribución del futuro y aunque el futuro que surja del fondo de las urnas quizás no sea el relacionado con las necesidades reales, hay otro futuro que se sigue peleando y que necesariamente hay que difundir para abrazar y tomar conciencia de que tanto el hoy como el mañana siguen en disputa, más allá de las resignaciones que quieren decretar como eternas.