Es la impunidad del capital y la falta de valentía política para detener los negocios de pocos que inmolan los bienes comunes en el altar de los privilegios.
Por Carlos del Frade – Publicado en “El Argentino Diario”
La Argentina ya perdió 700 mil hectáreas en humedales en los últimos tres años, sufre las consecuencias de la bajante extraordinaria del Paraná porque el presidente brasileño permitió la tala del 18 por ciento del Amazonas, donde se origina el río y no pudo nunca recuperar el 80 por ciento de los montes y bosques naturales saqueados por empresas nacionales y extranjeras.
En solamente una quincena el Gobierno nacional amplió la llamada emergencia ígnea por dos años. La misma administración que solamente destina el 0,11 por ciento de su presupuesto al ambiente y cambio climático. La verdadera estatura de la importancia que la política le da a los temas es la estatura del número del presupuesto.
En la Argentina crepuscular del tercer milenio, en el día de los Santos Inocentes, la asamblea extraordinaria número 43 de Prevención del Fuego generó que el Consejo Federal de Medio Ambiente, el COFEMA, declare la emergencia ígnea.
Para el secretario de Control y Monitoreo Ambiental, Sergio Federovisky, “las políticas del combate contra el fuego en situaciones climática adversas y con tanto material combustible en el suelo, resultan ineficientes más allá de todos los recursos a disposición que se pongan…Por lo tanto, la necesidad de trabajar en la prevención es esencial, entendiendo por esta acción, la reducción de las condiciones que favorecen la llegada y la posterior propagación de los incendios una vez que la temporada de fuego ya está lanzada”.
Curioso lo que dice el funcionario cuando habla de “la temporada de fuego” ya lanzada luego de hablar de los incendios que consumen distintas geografías de varias provincias argentinas como consecuencia de “sequías prolongadas”. La naturaleza no prende fuego como prólogo de feed lots clandestinos, campos sojeros, desarrollo inmobiliarios y desestabilización política.
Es la impunidad del capitalismo y la falta de valentía política para detener los negocios de pocos que inmolan los bienes comunes en el altar de los privilegios. Por eso habrá marchas y cortes de rutas y puentes en distintos lugares del país. Porque desde hace rato miles y miles de mujeres y hombres aprendieron que cuidar la biodiversidad es sinónimo de darle una nueva oportunidad sobre esta castigada cápsula espacial llamada planeta Tierra a las criaturas humanas.