- Por Carlos del Frade
“Podremos asegurar que el petróleo será para nuestro pueblo una fuente de progreso moral y material; tendremos la certidumbre de que nuestra política interna no sufrirá los contactos del oro infamante que conduce a la traición y que nuestras relaciones exteriores no serán nunca influenciadas por las ‘representaciones amistosas’ de las cancillerías extranjeras que respalden exigencias inauditas llamadas ‘derechos adquiridos’ de sus organizaciones petrolíferas, y nuestra Nación podrá gozar, en serena soberanía del usufructo de la riqueza petrolífera. ¡El petróleo argentino del pueblo y para el pueblo argentino!”, escribió el general Enrique Mosconi en el año 1928.
Sin embargo, Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), la principal empresa que cumplió en 2022 sus primeros cien años, explota el recurso y lo vende a precios internacionales para su propio mercado interno, para su propio pueblo. Una verdadera estafa. El estado colonizado al servicio de las empresas privadas y multinacionales.
YPF, según su último balance, vendió por un billón 167 mil 115 millones de pesos. Una cifra de trece números. Eso significa 3.197 millones de pesos diarios. 133 millones de pesos por hora. 2 millones 220 mil pesos por minuto.
Sin embargo, el Estado solamente posee el 51 por ciento de YPF por la ley de expropiación 26.741. A diferencia de los tiempos de Yrigoyen, Alvear y Perón, YPF ya no reduce los precios, sino que los aumenta por esta colonización de pensar los costos de acuerdo a las imposiciones de las multinacionales y no de acuerdo al verdadero precio de la extracción de los minerales con insumos y mano de obra locales.
Vaca Muerta, cuarto yacimiento en el mundo de petróleo no convencional, tiene su finalidad impuesta desde afuera.
YPF es la sigla que expresa la melancolía de una soberanía que no existe. Por eso es necesario pensar en la necesidad de recuperar el petróleo argentino para el pueblo argentino.