Casi treinta mil familias sufrieron angustia como consecuencia de estas políticas empresariales de los últimos años en consonancia con una política que priorizó lo financiero, el lavado de dinero y la fuga de capitales por encima de lo productivo. Hasta el anuncio del presidente Alberto Fernández, de garantizar los puestos laborales y la continuidad de la empresa, Santa Fe estuvo a punto de sufrir un segundo proceso de La Forestal.
De ahora en más, el futuro está abierto. Es imprescindible democratizar la democracia. Dotar lo que viene de la máxima transparencia y con la máxima presencia santafesina por respeto a lo que vienen haciendo las miles de familias que hicieron grande a Vicentin.
Una empresa pública, mixta, que permita la participación de trabajadores, productores, cooperativas y el conocimiento de profesionales surgidos de las universidades de Rosario y el Litoral puede alumbrar un nuevo modo de Estado ágil, inteligente, sensible y activo a favor de las grandes mayorías que termine para siempre con las películas repetidas que presentan la careta de un estado bobo y cómplice. Una complicidad que de acuerdo a la sucesión de créditos que otorgó el Banco Nación en el último año fue ejecutada y planificada por el gobierno de Mauricio Macri y sus funcionarios, usando los noventa años de Vicentin en beneficio de intereses pequeños y oscuros.
Hay futuro para Vicentin y Santa Fe en medida que se profundice la democracia, la transparencia y la participación, teniendo como base el respeto a las familias trabajadoras y la necesidad de contar con el estado nacional jugando fuerte y marcando la cancha en el negocio exportador y en el sistema financiero. Ese es el desafío.
* Publicado en Página/12