Una vieja historia de fuego rodea a la geografía rosarina. Desde 1819, cuando las cañoneras inglesas apuntaron contra el naciente Banco Provincia de Santa Fe. Hoy, tres gobernadores sonríen juntos para la foto. Mientras el humo enferma y envenena.
- Por Carlos del Frade
Este fuego es antiguo.
Rosario fue incendiado a principios de 1819 porque su tozuda población adhirió al proyecto artiguista de repartir las tierras en partes iguales, educar a las chicas y los chicos y sostener que para lograr seguridad primero era imprescindible conseguir la independencia y la igualdad.
Hasta hubo cañoneras inglesas apuntando contra el naciente Banco Provincia de Santa Fe porque emitía dinero y competía con el de Londres.
Y fue la geografía, una de las ocho en el mundo, que por primera vez conmemoró el primero de mayo como el día internacional de la clase trabajadora.
En 1937 sus muelles se hicieron famosos porque era el puerto de mayor exportación del mundo.
Ahora, los fuegos de los ganaderos entrerrianos permitidos por la complicidad o cobardía de Gustavo Bordet, gobernador de aquel otro lado del Paraná, generan la destrucción de los humedales y enferma a todo el sur de la provincia de Santa Fe ante la apática e inexplicable actitud del mandamás santafesino, Omar Perotti. Hace pocos días ellos dos junto a Juan Schiaretti, gobernador de Córdoba, se mostraron sonrientes. ¿De qué se ríen?, ¿de qué se ríen?, preguntaría Mario Benedetti.
Pero el humo enferma y envenena: “En las últimas horas hemos estado afectados por los incendios a la altura de Fighera y Arroyo Seco, y los vientos han arrastrado todo ese material particular y lo han traído a Rosario y Gran Rosario”, dijo Adriana Ipiña Mendez, investigadora del Conicet.
“La manera que tenemos de caracterizar estos eventos es medir el material particulado. El material de 2.5 micrones son de tan pequeño tamaño y de tanta toxicidad que tienen la capacidad de ingresar al sistema respiratorio y hacer mucho daño”, señaló. “Nosotros hemos tomado como referencia los valores de la OMS para medir la calidad del aire porque en la provincia de Santa Fe no tiene una medida de referencia que no se puede superar. Este valor es de 15 microgramos por metro cúbico. En Rosario se llegó a registrar el doble o el triple. Pero este martes el índice llegó a 75mgr/m3, es decir de cinco veces más de lo tolerable”, agregó Ipiña Mendez.
En tanto los jueces rosarinos dicen que la cuestión no es la salud pública de la población si no una extraña causa federal.
El juez Nicolás Foppiani le negó al fiscal Luis Schiappa Pietra el pedido de audiencia a funcionarios de Entre Ríos que podrían tener responsabilidad directa frente al daño ambiental que se produce en los humedales del río Paraná.
-El juez hizo alusión al tema de la competencia federal y decidió no tomar la audiencia. Vamos a ver qué recursos entablamos porque queremos debatir y escucharnos y que después el juez tome la resolución que le parezca apropiada. Pero ahora resolvió sin escuchar nuestra posición…Aquí se están incendiando la islas y Rosario está inundada por un humo intenso que está generando problemas a la salud. Esto es al margen de la investigación federal por los delitos ambientales. Es por las lesiones en salud que padecemos los rosarinos y no lo padecen otras provincias y tenemos que investigarlo nosotros porque se trata de lesiones – explicó el fiscal.
E insistió en que esta causa “tiene una relación directa con el delito ambiental y eso puede distinguirse muy claramente”, pero el pedido que están haciendo es netamente por la salud de los rosarinos.
El ecocidio, como todo delito contra la naturaleza, termina afectando la salud humana.
Rosario envenenada es la síntesis de la política cómplice y miedosa ante los intereses económicos.
Sin embargo, hay resistencia y, por lo tanto, hay esperanzas.