La cancha chica del fútbol se sigue usando a favor de los intereses de los flujos de dinero ilegales que se mueven en la cancha grande de la realidad económica. Un juez valiente denunció que esa parte de la geografía está siendo elegida por maniobras del narcotráfico que parecen venir mucho más allá de la cuna de Messi, Di María y la bandera nacional.
Por Carlos del Frade (*)
(APe).- Dicen que por esas tierras verdes pasaron las tropas de José Gervasio Artigas y que mucho tiempo después fue declarada capital provincial de la leche en Entre Ríos.
También cuentan las historias oficiales que Nogoyá significa “aguas bravas” en la lengua chaná, los pobladores originarios de esta geografía que lleva más de doscientos cuarenta años de historias colectivas.
Las crónicas turísticas hacen hincapié en la fuerte identidad católica de su población, algo que se revive en cada 16 de julio, por ser el día patronal de la Santísima Virgen del Carmen.
La ciudad entrerriana de Nogoyá, a ciento cinco kilómetros de Rosario, hoy tiene otras preocupaciones bastante lejanas al artiguismo, la lechería y el cristianismo.
Un juez valiente denunció que esa parte de la geografía está siendo elegida por maniobras del narcotráfico que parecen venir mucho más allá de la cuna de Messi, Di María y la bandera nacional.
Gustavo Acosta, juez de garantías de Nogoyá, está preocupado por las actividades que viene desplegando en la ciudad Diego Cuello, un hombre vinculado en su momento a “Los Monos”.
La preocupación no solamente es del juez sino de gente vinculada a las organizaciones sociales y clubes de la región por el aparente interés de estos “empresarios” en meterse en ese tejido.
No es la primera vez ni en Entre Ríos ni en la Argentina ni en el mundo que los clubes de fútbol son utilizados para distintas maniobras de las bandas narcopoliciales barriales que pretenden jugar en ligas mayores. Usar la cancha chica del fútbol a favor de los intereses de los flujos de dinero ilegales que se mueven en la cancha grande de la realidad económica.
Lo llamativo del caso es que Cuello, el hombre relacionado a las organizaciones narcos rosarinas, decidió hablar por una radio de frecuencia modulada de Nogoyá.
-Vine acá hace cuatro años para estar tranquilo. Yo me fui (de Rosario) porque quise, pero nadie me echó de ningún lado. Yo ando tranquilo y no quiero molestar a nadie, porque no quiero que nadie me moleste a mí. Lo que me molesta es que salgan siempre a hablar de mí…El juez habla de las cosas malas que hice. Yo pagué en la cárcel por eso, pero no habla de las cosas buenas, como que yo tuve comedores comunitarios y ayudé a mucha gente… Yo sé que la policía me sigue. Yo no tengo drama. Se paran las 24 horas en la puerta de mi casa y en mi restaurante. Me hacen un favor porque no tengo nada que esconder – dijo Cuello y agregó que pretendía “un derecho a réplica cara a cara con el juez”.
Es fundamental que los poderes públicos entrerrianos no miren lo que está sucediendo en Nogoyá por las páginas web de los medios de comunicación regionales sino que se involucre en los pliegues íntimos de la vida de la ciudad.
Más allá de las palabras de Cuello y su propia historia, parecería existir una nueva forma de extensión de los negocios relacionados con el narcotráfico yendo a localidades pequeñas de las provincias siempre bordeadas por el Paraná.
Como el negocio supone siempre la extinción de las bandas narcopoliciales que conforman los últimos eslabones en la cadena de la comercialización, muchas deciden intentar conectarse con pandillas que tienen intereses en la región desde otros países, como el Primer Comando Capital.
Del artiguismo y la fe cristiana al narcotráfico no puede ser un viaje colectivo y existencial que se naturalice. No solamente hay dinero en juego si no la vida de decenas de pibas y pibes de una de las regiones más hermosas de la Argentina.
Lo cierto que el juez Acosta no debe ser aislado para que las aguas bravas de la historia de Nogoyá tengan más que ver con la multiplicación de panes y peces que con las crucifixiones.
(*) El autor de esta nota estará presente en la ciudad entrerriana el martes 5 de noviembre de 2024 hablando de todas estas situaciones del narcotráfico y el fútbol.