Palabras propias y humanismo beligerante
Carlos del Frade reflexiona para actuar todos los días hasta el último para volver a democratizar los derechos humanos, laborales, de género, de la naturaleza y recuperar las riquezas materiales y culturales del pueblo para construir el sueño colectivo inconcluso de la igualdad en el trono de la vida cotidiana.
21/04/2025
Por Carlos del Frade
Este es el prólogo de nuestro nuevo libro de investigación periodística y denuncia política que nos permitimos compartir con ustedes a través de la querida Agencia Pelota de Trapo
(APe).– Este es un manual de datos, frases y pensamientos dedicado a todas las personas que no se resignan a vivir en una Argentina donde la felicidad sea la propiedad privada del que la pueda comprar.
Cinco temas para impulsar debates y construir amplios espacios de encuentros generacionales con la intención de parir herramientas políticas que sirvan para recuperar riquezas materiales y culturales del pueblo argentino a favor de las grandes mayorías.
La Inteligencia Artificial, la cuestión ambiental, el fútbol, el cristianismo y la historia de 1975, prólogo del genocidio.
Con una doble idea, forma y fondo, medios y fines. Maneras de contar e información para difundir. Para las escuelas, la política, el periodismo y la militancia social.
En clave personal y colectiva, desde las experiencias vividas por más de seis décadas y que busca reflexionar para actuar todos los días y hasta el último de los días, para volver a democratizar los derechos humanos, laborales, de género, de la naturaleza y recuperar las riquezas materiales y culturales del pueblo para construir el sueño colectivo inconcluso de la igualdad en el trono de la vida cotidiana.
Pero para ello es fundamental reconquistar nuestra cabeza. Que vuelva a pensar en el lugar donde pisan los pies. Tomar conciencia de las necesidades y no seguir el imperativo digital que hoy llega segundo a segundo a través del teléfono celular.
El triunfo de Javier Milei se veía venir después de la pandemia con solamente escuchar lo que decían las chicas y los chicos en las escuelas secundarias a las que siempre tenemos el privilegio de asistir para dar charlas de diferentes temas. Hablaban de él e inmediatamente cuestionaban a la democracia en su conjunto, sumando ejemplos de los dolores sufridos por sus seres queridos, abuela, abuelo, mamá y papá, por haber creído en determinados gobiernos.
Sentían bronca y dejaban de lado el pasado y el futuro. Y la mayor y más auténtica expresión de semejantes sentimientos, sin dudas, fue Milei. Por eso es fundamental entender la configuración de la conciencia política de nuestros pueblos y cómo jugaron los elementos tecnológicos que las grandes multinacionales diseminaron por todo el planeta hasta llegar a la intimidad y la cabeza de cada habitante de esta atribulada cápsula espacial llamada planeta Tierra.
Necesitamos pensar, reflexionar y actuar en relación a estas más de cuatro décadas de democracia en Argentina.
Porque de Alfonsín a Milei es una trayectoria, colectiva y personal, que exige explicar el grado del saqueo político y cultural experimentado en Argentina y en el mundo.
Por eso hay una navegación que encuentra en filósofos como Byung Chul Han, Eric Sadin, Daniel Innerartiy y tantos otros, una imprescindible visión de esa etapa del mundo que va desde el surgimiento del teléfono celular en el año 2007 a la resignación ante la declaración de la muerte de la verdad cuando surgió la palabra posverdad en 2016.
Nuevas formas de explotación del capitalismo que inoculan resignación, rencor y salidas individuales y que, a partir de la desinformación, del ocultamiento del nombre y la identidad de los multiplicadores del dolor, producen la brutal disputa entre víctimas en cualquier rincón de esta cápsula espacial llamada planeta Tierra.
Cada vez es más patética la concentración de riquezas en pocas manos, al mismo tiempo que se multiplica el empobrecimiento material y cultural de los pueblos. Pero hay, sin embargo, un conformismo que surge de satanizar la política, el gremialismo o las protestas contra la irracionalidad empresaria como si fueran los responsables del presente.
La subordinación de la política tradicional al poder económico se ubica en el mismo renglón que le deja el mercado.
Asistimos a un antihumanismo radical, según dice Sadin, por lo tanto es fundamental enarbolar un humanismo beligerante, de lo cercano a lo lejano, que reconstruya conciencias históricas y por lo tanto pertenencias colectivas. No solamente para resistir si no también para generar esperanzas, proyectos políticos que vuelvan a democratizar la felicidad y la dimensión sentipensante de las personas.
Por eso la recuperación de las palabras es un hecho emancipatorio. Desde las escuelas, el periodismo, la política y cualquier forma de militancia social. Lecturas compartidas o relatos que funden la elección de pensar sobre lo que se está viviendo en cada lugar de la fenomenal geografía argentina.
No hay pérdida de soberanía económica si no hubo antes un saqueo del pensamiento propio impulsado desde las usinas del primer mundo.
Solamente se defiende lo que se ama y únicamente se lo ama cuando se lo conoce. Eso fue arrancado durante décadas, no solamente en los tiempos del terrorismo de estado si no también en democracia.
Por eso nuestro nuevo manual busca la soberanía de la cabeza, pensar y pensar desde nosotros, lo cercano y lo lejano y actuar en clave política.
También apuntamos algunos mecanismos que fuimos descubriendo en estas décadas de idas y vueltas a partir del periodismo: tratar de llamar la atención de quienes nos ven o nos escuchan o nos leen. No perder de vista que medios y fines son equivalentes, ya sea para una ética personal y colectiva pero también para la comunicación. Buscar la mejor forma para llegar a esos oídos que nunca nos escuchan, a esos ojos que nunca nos ven.
Y en esta nueva propuesta periodística y política también agregamos información y sugerencias sobre cuestiones ambientales desde Santa Fe y que pueden servir para pensar una soberanía ambiental nacional.
Sugerimos recuperar la dimensión política revolucionaria original del cristianismo como respuesta a tanto movimiento evangélico más vinculado a los dueños de todas las cosas que a los crucificados cotidianos del capitalismo.
Apuntamos los negocios que desde la cancha chica del fútbol muestran la condena sobre las mayorías para ser meras espectadoras del negocio de pocos, siempre del otro lado de la raya de cal, del otro lado de la fosa y respetando las reglas de juego de las minorías.
Una vez más mostramos las jugadas del poder económico y político en torno al caso Vicentin y la extranjerización del río Paraná, hechos claves para develar la estructura de la dependencia actual del país y el dolor del pueblo.
También nos detenemos en algunos de los hechos de 1975, cincuenta años después, porque no solamente anteceden al golpe de estado genocida, si no también iluminan prácticas vinculadas a los intereses de Martínez de Hoz en Acindar, el supuesto asesinato de Larrabure que determinó el apoyo de gran parte de la clase media al terrorismo de las fuerzas armadas y los preparativos de la asunción de Videla, en tiempos en los que hoy parecen demolerse las políticas públicas sobre memoria, verdad y justicia.
“Soberanía de la cabeza. Palabras propias para democratizar la felicidad” es, en definitiva, una herramienta más en la larga y permanente lucha por conseguir una geografía en la que nuestras hijas y nuestros puedan sentirse dichosos y no ser mendigos de las minorías dominantes.
No cuenten con nosotros para ninguna forma de resignación, tristeza o angustia.
Desde hace más de doscientos años nuestro pueblo lucha por una Argentina como sinónimo de dignidad humana.
Formamos parte de esa historia, de ese profundo río.